En los años posteriores a la muerte del matrimonio Ceausescu y el inicio de la nueva vida democrática liberal, Rumania supo consolidar una interesante red museística y de espacios dedicados a la preservación de su memoria. Así es como el Museo Histórico Nacional de Bucarest o el Museo Nacional de Arte de Rumania son dos de los mas importantes, hay otros en los que, lejos de una gran ampulosidad o fastuosas obras de arte, resultan una recomendable oportunidad para acercarse a los acontecimientos y personajes que forjaron la historia del pueblo rumano.
Uno de ellos, sin dudas, es el Museo Muncipal de Bucarest ubicado en pleno centro de la ciudad y al que pocos acceden ya que no es mencionado en las guías turísticas oficiales ni forma parte de los circuitos tradicionales aconsejables para visitar en una estadía en la capital rumana. Sin embargo, vale la pena dedicarle aunque sea unas dos horas si se está visitando la ciudad ya que , si bien es pequeño, cuenta con una serie de obras de arte, artefactos, libros, documentos, fotografías y diferentes proyecciones que relatan de manera cronológica la historia del país desde los primeros asentamientos humanos hasta la caida del comunismo en 1989 y con el inminente ingreso al mundo capitalista.
Ahora bien, mas allá de ser una interesante propuesta para descubrir la historia rumana de un modo sencillo y a través de una colección mínima -pero no por ello menos importante- el museo está pensado para que los visitantes lo vivan como una verdadera experiencia inmersiva en la que la percepción del tiempo y la identificación con aquello que se exhibe jugarán un papel fundamental a la hora no sólo de observar dichos objetos sino, además, de comprender la importancia que cada uno de ellos reviste para el pasado de los rumanos.
CONTAR LA HISTORIA PARA PRESERVAR LA MEMORIA
Según la información oficial el museo en invierno cerraba sus puertas a las 19 hs. Una larga caminata por la ciudad sorteando las inclemencias del tiempo +a base de café e ingresos intermitentes en diferentes espacios cerrados para sobrevivir al gélido enero rumano- me hicieron tomar la decisión de dirigirme al museo municipal y resguardarme del frío y la llovizna que había soportado durante todo el día. Desde ya que esa no fue la motivación principal por la cual emprendí la caminata hacia el museo. La Historia como obsesión se había vuelto carne viva cuando desde hacía unos días ví unos afiches estratégicamente ubicados en diferentes puntos de la ciudad donde se publicitaba allí una exposición del fotógrafo Zafer Galibov bajo el nombre "Fragmentos de una revolución" y en la que se exponía una serie de imágenes tomadas por el durante la Revolución de 1989 que inició en Timisoara y que luego de expandirse por toda la geografía de Rumania acabó con el fusilamiento de Nicolae y Elena Ceausescu.
Cuando ingresé en el museo me llamó la atención que no había nadie en la billetería ni gente que estuviera visitando las instalaciones. Todavía algo húmedo por la llovizna y congelado por el frío, me quedé en la sala principal esperando a que alguien apareciera y me vendiera el billete de ingreso. De un costado apareció un hombre de pelo y barba blanca y en un inglés tan chapurreado como el mío me invitó a pasar por la boletería. Me dió el billete, me hizo las recomendaciones de rigor (no tocar objetos, no apoyar las manos en las vidrieras, no atravesar las líneas marcadas como límite para pararse frente a las obras y no hacer fotos con flash) y salió de la boletería. En menos de un minuto estaba parado al lado mío y me dijo que lo acompañara que me iba a indicar el recorrido sugerido para hacer la visita en orden cronológico y vivir la experiencia de atravesar la línea de tiempo rumana a pie.
Subimos a un primer piso por una escalera estilo Art-Nouveau y me quedé parado frente a un enorme espejo decorado con piezas barrocas y una serie de relojes colgados de las paredes que le daban al lugar la ensación de haberse caído adentro del libro de Alicia a través del espejo en el mismo instante en que ingresa en el palacio de Cronos y emprende un recorrido que la dejará en el lugar donde se guarda la memoria de todos aquellos que ya no están pero que dejaron su recuerdo. Sobre la base de aquella novela de Lewis Carrol parecía estar diseñada la experiencia que se le quería hacer vivir a los visitantes.
Aquí les comparto en imágenes el viaje propuesto por el museo:
La escalinata que lleva desde la planta baja al primer piso deja al visitante frente a un enorme espejo y rodeado de relojes de diferentes estilos proyectados sobre las paredes. La idea de que el visitante será parte de la historia rumana mientras dure el recorrido permite no sólo un acercamiento a aquella sino, también, su participación activa respecto de la mayoría de los objetos y piezas que observe.
El recorrido comienza con un ejemplar de Historia de Transilvania preciosamente ilustrado y escrito en italiano. Transilvania fue el corazón político sobre el cual se edificó la cultura rumana y que luego se difundió por el resto de la actual geografía del país.
Una primera sala exhibe los retratos de los hombrrs más importantes de la historia rumana (Miguel el Valiente-príncipe de Transilvania- Vlad Tepes o Drácula y el Rey Fernando I, último gran monarca del siglo XX) Miguel el valiente está considerado uno de los padres de la patria rumana y su figura llegó incluso al himno nacional rumano. Descendiente de la dinastía Draculesti no sólo defendió al pueblo transilvano del ataeque de los turcos sino que, además, logró ampliar los límites de Transilvania hacia Moldavia y Valaquia, ambos incorporados luego al territorio rumano.
La reconstrucción del rostro de Miguel el Valiente se hizo gracias al trabajo de un equipo de antropólogos de la Universidad de Bucarest quienes, a partir del cráneo del personaje histórico y mediante técnicas de digitalización lograron materializar el patron antropométrico para que todos pudieran conocer su verdadero rostro.
Indiscutido personaje de la historia rumana Vlad Tepes trascendió la figura política e inspiró a Bram Stoker para crear la historia de Drácula. Personaje mítico de la Dinastia Dracul, su ferocidad para defender al pueblo rumano del avance turco en el SXV lo volvieron un personaje sanguinario y que dió origen a las más variadas leyendas y relatos sobre su persona. Sin embargo, para los rumanos, lejos de representar un personaje mitológico es uno de sus grandes héroes nacionales y así lo estudian y conmemoran en efemérides.
El Rey Fernando I (esposo de su sucesora la reina María) es uno de los reyes más amado por el pueblo rumano. Gobernó el pais durante los años de la Priera Guerra Mundial y allí logró la liberación de Rumania del Imperio Austro-Húngaro siendo quien le diera al país no sólo una autonomía sino, también, un lugar de importancia en Europa del Este. Junto a los otros dos personajes históricos forma la tríada de grandes hombres de la historia de Rumania.
Vestimentas y objetos del S. XVI y XVII dan una idea de cómo era la vida de los rumanos en aquellos años
Pinturas que evocan el pasado dinástico que signó a Rumania a lo largo de su historia
La aparición de la cámara fotográfica y el cinematógrafo luego, hacen del siglo XIX rumano uno de los momentos de mayor modernidad del país y que explican, porqué en aquellos años, Bucarest fue considerada la París de Europa del este, con una actividad cultural e intelectual destacable y que la volvieron un sitio de preferencia para la visita de artistas, escritores e incluso miembros de otras dinastías reales encumbradas en diferentes países de Europa occidental.
La Ópera de Bucarest es un ejemplo de Art Nouveau francés y un emblema de la vida cultural del S. XIX
El sillón real de Fernando I y luego utilizado por la Reina María inicia la muestra de objetos del S. XX
Bicicleta del S. XIX: uno de los medios de transporte elegido entonces en las grandes capitales
LOS TIEMPOS DEL COMUNISMO: EL SUEÑO MEGELÓMANO DE NICOLAE Y ELENA
Luego de pasar por las tres primeras salas se llega a la dedicada a los años en los que el Comunismo se transformó en el régimen oficial luego de la Segunda Guerra Mundial y que se extendió en 1989 cuando finalmente el Muro de Berlín cayó y la experiencia comunista en Rumania acabó con el matrimonio Ceausescu fusilado en vivo y en directo. Así es como en esa sala se exhiben objetos que se utilizaron en laadministración pública del regimen, una serie de afiches y publicidades de la época, fotografías de la construcción de la Casa del pueblo y algunas obras de arte relacionadas con la exposición de los actos de gobierno y que servían como difusión política y pedagógica.
Imágenes del supuesto desarrollo científico experimentado gracias a las políticas elaboradas por Elena Ceausescu, quien se autoproclamó doctora en Química y una eminencia científica, a base de títulos falsos y de engañar al pueblo con sus supuestos laudos académicos. La situación exhibida en estas imágenes distaba enormemente de la realidad y los rumanos pudieron darse cuenta de la farsa cuando, ya sobre el final del régimen, la miseria y la falta de dinero por parte del Estado ya eran insostenibles.
Nicolae y elena Ceaucescu comenzaron con las obras de la Casa del Pueblo en 1985. La obra significó un disparatado proyecto claro ejemplo de la mente de dos megalómanos que no reconocían la realidad que viviían en su pais. Para llevar a cabo la obra debieron derribar cientos de casas que ocupaban el terreno e incluso destruyeron buena parte del patrimonio religioso que se había consolidado desde los tiempos del Imperio Romano de Oriente. Por causa del destino, el matrimonio no llegó a verlo terminado ya que la Revolución de 1989 los quitó del poder y obligó a que se los ejecutara. La conclusión de la obra se realizó algunos años después del fusilamiento. Actualmente allí funciona el Parlamento Rumano y en algunos días de la semana se lo puede visitar, ya que las instalaciones fueron acondicionadas como un museo y permiten el ingreso con una finalidad educativa.
Fotografía del traslado de una iglesia ortodoxa rumana durante la construcción de la Casa del Pueblo
Una serie de imágenes explican los avances cronológicos en los que se desarrolló la magnífica obra
FRAGMENTOS DE UNA REVOLUCIÓN: LA CAÍDA DEL RÉGIMEN COMUNISTA EN IMÁGENES
Luego de ver la sala en la que se reflexiona acerca de los años de dictadura de Nicolae Ceausescu, la mejor forma de finalizar la visita es asistiendo a la exposición de imágenes del fotógrafo rumano Zafer Galivob, quien en diciembre de 1989 realizó uno de los registros más importantes de las revueltas que sucedieron en Bucarest luego de los dos levantamientos populares que días antes se habían llevado a cabo en Timisoara y en Sibiu, donde además de miles de detenidos por atentar contra el régimen comunista dejó un tendal de muertos que, al día de hoy, siguen considerándola una de las mayores tragedias que vivió el pueblo rumano en los últimos cuarenta años.
La incorporación de las imágenes dentro del patrimonio del museo fue una gran decisión ya que no sólo permite acceder a una muestra fotográfica de un enorme valor documental sino que, además, le sirve al pueblo rumano como una incorporación que les permite ampliar el período exhibido en el museo, pudiendo cubrir el siglo XX casi en su totalidad.
A continación les comparto algunas de las imágenes que en diciembre del 89 dieron la vuelta al mundo y que se transformaron en el espejo en el cual los rumanos ven el mayor cambio que sufrieron en casi toda su historia:
Cómo llegar
Bulevardul Ion C. Bratianu 2 Sector 3, Bucarest
Universitate (University) A 2 min. a pie
Piaţa Unirii 1 / Piaţa Unirii 2 (Union Square) A 10 min. a pie