07 Mar
07Mar

En el Siglo XIII Bulgaria no era Bulgaria tal como se la conoce hoy e integraba parte del bloque denominado RUS en el cual una serie de príncipes gobernaba de manera hereditaria y respetaban las órdenes emanadas desde Roma luego de la decadencia que iniciara por entonces el vasto y heterogéneo imperio romano de Oriente.  Así es como la zona dividida en 13 regiones dió una serie de príncipes muy distintos entre sí pero uno de ellos, Alexander Nevsky,  logró trascender la función que se esperaba de aquellos y se convirtió no sólo en un monarca reconocido sino que, además, llegó a ser canonizado por la Iglesia ortodoxa rusa.

Dueño de un enorme espíritu guerrero y una clara intención de eliminar a todos aquellos pueblos que intentaran invadir la Rusia antigua para asentarse allí, Alexander Nevsky fue el único que logró frenar el avance de los suecos, de los pueblos germanos que ya habían hecho estragos en el mundo romano y que también supo mantener una cordial relación con el imperio del Khan, asentado en la región aunque siempre abierto a mantener relaciones cordiales con sus súbditos. Es por ello que, teniendo en cuenta su aire pacificador y conciliador en una geografía y un tiempo complejo, en el año 1547 - y luego de mas de un siglo de su muerte- la Iglesia ortodoxa rusa decidió canonizarlo elevándolo al rango de mayor figura de la historia de Rusia y transformándolo en uno de los próceres más queridos y emblemáticos de aquella cultura.

Así es como a finales del siglo XIX -etapa de la consolidación de los estados europeos- decidieron que su memoria bien valía una catedral en su nombre e iniciaron las tareas de diseño y construcción siguiendo el novedoso estilo neobizantino, que amalgamó lo mejor de la cultura y la civilización bizantina con elementos del Cristianismo romano. De esa forma, la ciudad de Sofía erigía una de las piezas más icónicas de toda su historia y le legaba, a la humanidad entera, una de las catedrales más bellas del mundo considerada hoy Patrimonio histórico y cultural de la Humanidad.

Hoy la Catedral es una cita obligada en una estadía planificada en la capital búlgara y supone la posibilidad de estar frente a frente con una de las mayores muestras de arte medieval de la región además de admirar un sinfín de iconografía religiosa que ilustra, desde hace varios siglos, no sólo libros de historia sino, además, numerosas guías turísticas de esas que tanto les gusta coleccionar a los viajeros y que les da la tranquilidad de contar con toda la información necesaria para no perderse ningún dato y disfrutar en su totalidad la experiencia en vivo.

ALEXANDER NEVSKY: LA CONSTRUCCIÓN DE UN GIGANTE CON AIRE COSMPOLITA

Los búlgaros presumen de la enorme belleza de la Catedral y, por ello, comparten orgullosos con los turistas los secretos que rodearon su construcción. Desde que fue diseñada pensando en unificar varios estilos arquitectónicos hasta la aceptación de que las piezas con la que se la construyó provendrían de diferentes lugares del continente (al parecer las ventanas y puertas se encargaron a Berlín, los mármoles y las lámparas a Munich y los mosaicos, al parecer, provendrían de Venecia) la Catedral dedicada al príncipe y santo patrono búlgaro está plagada de mitos, anécdotas y un enorme orgullo contenido por parte de quienes las cuentan.

En su interior, segun dicen, además de los cientos de frescos medievales y vitreaux con figuras de reyes, principes y personajes que forman parte del inconsciente colectivo de los búlgaros, se encontraría una costilla del Santo patrono, la cual pudo salvarse de ser enviada a San Patersburgo, lugar donde reposan el resto de las reliquias que conformaron su cuerpo hace más de ocho siglos atrás. Dicha costilla no se encuentra exhibida al público (como si sucede con otras reliquias del este europeo como la mano de San Matías exhibida en la Catedral que lleva el mismo nombre en la ciudad de Budapest) pero se sabe que forma parte del patrimonio histórico que dió origen al homenaje de uno de los hombres mas importantes en la historia del país.

Acompáñenme a descubrir el maravilloso legado artístico que se esconde en una de las catedrales ortodoxas más bellas del este europeo: 

La Catedral ubicada en pleno centro de Sofía consta de cinco naves y múltiples cúpulas, semicúpulas y una cúpula central en la que se encuentra el Altar mayor o Altar proncipal. La paleta de colores que oscila entre el verde ferroso de las cúpulas hasta el brillante dorado que en días soleados encandila las calles y avenidas le otorgan una identidad más que particular y la vuelven una verdadera joya dentro del patrimonio religioso de Europa del Este.

Ubicadas por fuera de la estructura principal de la catedral se encuentran 3 capillas que funcionan como espacios religiosos autónomos a los cuales se los puede visitar sin necesidad de ingresar a la estructura principal la cual suele estar atestada de turistas y supone disponer de un tiempo extra, con el cual muchos de los ciudadanos o transeúntes que la recorren no cuentan. En esas pequeñas capillas también abundan frescos de estilo medieval (pintados posteriormente pero que evocan ese estilo artístico) y una serie de objetos religiosos de igual valor y cuantía tales como los que se encuentran en el interior del cuerpo central.

Las cúpulas evocan la estética del mundo bizantino e invitan a imaginar cómo era aquel mundo del medioevo en el que Venecia, Constantinopla y algunas otras ciudades de ese mundo imponían estilos y se transformaban en verdaderas usinas de influencia en la construcción de la iconografía local.

A diario ciento de personas la atraviesan a pie y otros tantos arriban hasta su estructura para visitarla y descubrir las joyas que atesora en su interior. Se cree que el éxito de público que atrae la ubica en el listado de catedrales más importantes tales como la Basílica de San Pietro en el Vaticano, la Hagia Sofía en Estambul o la Catedral de Notre-Dame o Reims en Francia. 

El sostenido trabajo de conservación y restauro a cargo de la dirección de cuidado de monumentos y patrimonio histórico de Sofía permite mantener la estructura en un excelente estado para que pueda ser disfrutada por todos aquellos que quieran tener un acercamiento y descubrir el pasado que se esconde en cada uno de sus rincones.

Los pórticos de entrada construidos con hierro macizo proveniente de Austria regalan, desde el interior, algunas vistas de la ciudad realmente hermosas y que nadie debería dejar de fotografiar cuando estén llevando a cabo la visita.

En el interior de la Catedral los murales en estilo medieval y neobizantino vuelven a la estructura un verdadero megamuseo en el que vale la pena perderse una mañana o bien una tarde para observar detenidamente cada una de las piezas que allí reposan.

Los candelabros colgantes se mantienen desde los tiempos en que fue construida la catedral y siguen siendo el elemento elegido para iluminar el interior de las naves y las cúpulas. Dentro de la estructura no hya lámparas de luz eléctrica, salvo en la oficina administrativa ubicada en uno de los laterales o en el giftshop que bordea una de las capillas externas por fuera de la estructura original.

Personajes del pasado político de Rusia y Bulgaria conviven con santos y elementos religiosos en un mismo nivel. La presencia de la iglesia ortodoxa en la vida y la construcción del estado búlgaro definieron no sólo una cuestión ideológico-antropológica sino, además, un estilo artístico tan propio como particular.

Los turistas y fieles que la vsitan pueden encender velas y dejarlas en las decenas de candelabros destinados a iluminar las diferentes naves que conforman el templo.

Imágenes del santoral ortodoxo abundan bajo la forma de frescos pintados en las enormes paredes interiores.

Los caireles repletos de velas iluminan el interior de la Catedral de un modo sustentable a la vez que le imprimen un aire de romanticismo muy particular.

En algunos momentos del día la afluencia de público obliga a hacer fila para ingresar en ciertos espacios de la catedral. Todas las visitas son grauitas y no requieren de ningún tipo de pago extra.

           Uno de los tantos ángeles que engalanan las cúpulas y los frescos de la catedral

                                                         Iconografía rusa en honor a Alexander Nevsky

Las diferentes dinastías que gobernaron el antiguo espacio conocido como RUS (en el cual se asentaba el actual estado búlgaro) son homenajeadas junto a lo más selecto del santoral ortodoxo.

Una estadía en Sofía no puede dejar de lado una visita a la Catedral de Alexander Nevsky. En ella podrán ver una de las concentraciones artísticas más hermosas de la ciudad y hacerse una idea de la grandiosidad que tuvo el pasado ruso en la región y que tango influenció en el modo de vivir y de pensar de los búlgaros. Si me preguntan, la mejor opción para llegar hasta ella es a pie, ya que se encuentra en pleno centro de Sofía y cualquiera sea el recorrido que se tome les brindará la posibilidad de disfrutar un paseo inolvidable y cargado de historia.

Aquí les comparto el mapa con la ubicación de la Catedral. Una vez que hayan concluído la visita les recomiendo que se den una vuelta por el barrio en el que está ubicado, donde podrán apreciar hermosos espacios verdes con una gran cantidad de esculturas y objetos que aún resuenan de los años del comunismo (para ampliar la información les propongo que lean este artículo dedicado a ese recorrido)

Catedral de Alexander Nevsky

Sveti Aleksandar Nevsky

Horario de apertura: 7 am a 18:00 pm

Entrada libre y gratuita 

Ver Catedral de Alexander Nevski desde un drone en 4K

Ver film Alexander Nevsky (Sergei Eisenstein, 1938) con subtítulos en español

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