17 Apr
17Apr

Cuando en 1989 cayó el Muro de Berlín y con él se diluyó el proceso conocido como el "Mundo bipolar" los países que habían formado parte del Pacto de Varsovia comenzaron a rever sus historias actuales y el rol que les habían dado luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Así es como muchas de las naciones que alguna vez formaron parte de la U.R.S.S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) iniciarion un proceso de reconfiguración política y cultural, estableciendo nuevas formas de representatividad política, el forjamiento de nuevos liderazgos  y un arduo trabajo por delante para reconstruir la memoria y hacer de ella un emblema futuro.

En ese sentido Polonia fue uno de los primeros países en establecer políticas relacionadas con la memoria y, teniendo en cuenta la importancia del pueblo judío en la historia del país, en 1995 decidió comenzar la construcción de un museo que funcionara como un espacio de conservación y de difusión de la causa del Holocausto y del Pueblo Judío. De esa forma, el Instituto de Historia judía de Varsovia llevó a cabo la propuesta y ese mismo año el Ayuntamiento de Varsovia otorgó un enorme terreno ubicado en el Barrio de Muranow, justo donde se materializó el Gueto de Varsovia y en el que miles de polacos judíos murieron a causa de las terribles condiciones de vida en las que los sumieron los nazis.

En 2005 el Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional abrió un concurso público e internacional para establecer los diseñadores que llevarían a cabo el proyecto arquitectónico y resultaron ganadores dos arquitectos finlandeses: Rainer Mahlamäki e Ilmari Lahdelma. En 2009 comenzó la construcción del edificio y en 2013, año en que se cumplían 70 años de la concreción del Levantamiento del Gueto de Varsovia, el museo quedó oficialmente inaugurado. Desde entonces, se transformó en uno de los museos más importantes referidos al Holocausto fuera de Israel y año tras año recibe millones de visitantes que lo eligen para adentrarse en la historia del pueblo judío y entender porqué la invasión a Polonia significó no sólo el inicio de la Segunda Guerra Mundial sino además el puntapié para que se erigiera allí el mayor campo de concentración de la humanidad.

UNA EXPERIENCIA SENSORIAL QUE EVOCA EJERCICIOS DE MEMORIA

Apenas ingresado en la moderna mole vidriada y antes de comenzar el recorrido por las diferentes salas que integran el patrimonio del museo, el visitante deberá poner su cuerpo para que se materialice un interesante ejercicio de memoria. Lo primero que observará es una explanada de madera con formas ondulantes por las que deberá atravesar tal cual como lo hizo Moisés cuando dividió las aguas del Mar Rojo y como lo cuenta la biblia. Como es de imaginarse, el hecho de iniciar el relato sobre el cual está sostenido el recorrido a partir de un mito bíblico y esencial para el pueblo judío no tiene otro fin más que sostener el mito y la epopeya histórica sobre el cual se construye la importancia del pueblo hebreo.

Una vez atravesadas las metafóricas aguas del Mar Rojo representadas en madera, el visitante deberá comenzar el descenso por una enorme y amplia escalera blanca, densa, profunda, asfixiante por momentos y rodeada de altos planchones de cemento que ofician de contención para un espacio que se torna claustrofóbico, angustiante y por momentos ensordecedor. Dichas escaleras funcionarán en la psiquis del recién llegado como un verdadero "descenso hacia otro plano" en el cual la historia del pueblo judío parecería ser la que se encuentre al otro lado del laberinto, tal como sucedió con el cuento de Alicia y su descenso al mundo de las maravillas o la leyenda del minotauro pergeñada por los griegos y difundida por todo el mundo occidental.

Al finalizar ambos recorridos el viaje a través de la historia del pueblo judío en espacio polaco comienza a desplegarse en orden temporal y a través de una serie de salas pensadas temática y cronológicamente, repletas de objetos, piezas de arte, coleccionismo, réplicas, reconstrucciones, documentos, testimonios y un sinfín de fuentes históricas puestas al servicio de exponer la grandeza del pueblo hebreo y la fusión cultural que experimentó en su llegada a las tierras polacas apenas iniciada la Edad Media.

El orden de las salas inicia en el siglo X aproximadamente (cuando los judíos habrían llegado a Polonia huyendo de las persecuciones sufridas en diferentes países de la Europa occidental) y finaliza en la época actual, atravesando así los procesos más importantes de la historia de ese pueblo (Convivencia del Judaísmo con el Cristianismo y el Islam, la consolidación de las monarquías polacas y del Estado Nacional, los años de la Revolución Industrial y los avances tecnológicos sufridos, la traumática experiencia de las dos guerras mundiales, el Holocausto, la resurrección de Polonia, el ingreso al mundo comunista y la apertura que significó la caída del Muro de Berlín en la aparición de nuevos líderes y nuevas formas de hacer política bien diferentes a las que se fomentaban en los años de la U.R.S.S.)

GALERÍA DEL BOSQUE Y DE LOS PRIMEROS ASENTAMIENTOS JUDÍOS EN LA POLONIA MEDIEVAL

Lo primero que se observa es una enorme mesa que acoge una maqueta de grandes dimensones en la que se representa la ciudad de Varsovia a principios del S.X. En ella aparecen las heterogénas construcciones que daban cuenta de un pasado modesto pero que portaban sobre sí las ansias de que, en un futuro, esa pequeña villa se transformara en una verdadera capital del mundo europeo. Allí se pueden observar algunos documentos, libros incunables con diferentes ilustraciones o repletas de litografías, típicas de aquellos años en los que el Oscurantismo y la falta de acceso al conocimiento se imponían como ley.

A un costado de aquella, otra mas pequeña, exhibe un mapa interactivo con los principales centros urbanos del este europeo y escindidos en el interior de la misma, una serie de objetos celosamente ubicados se exhiben al público como testigos vivientes de aquello que se intenta reconstruir. 

La pequeña sala de maquetas y de gráficos que invitan a pensar el modo de vida rural en la que se desarrolló el pueblo judío finaliza (¿o comienza?) con una increíble puerta enchapada en oro aparentemente original y que habría pertenecido a algun rey de origen judío. A su lado, en cada costado y oficiando de guardianes dos figuras reales referencian aquel pasado que se evoca. 

Una vez atravesada la puerta dorada la sala siguiente cambia de nombre y se referencia como PARADISUS LAEDORIUM. En ella se muestran algunos objetos relacionados con la práctica de la alquimia y los primeros descubrimientos científicos tales como la cartografía, la geografía, la arquitectura, la ingeniería y el aprovecahamiento de diferentes recursos naturales en aquellos años en los que el Renacimiento daba sus primeros brotes en Italia y algunos otros países, aún seguían sumidos en la Edad Media.

LA CIUDAD JUDÍA (1648-1772)

Para el siglo XVII si bien Polonia aún no había recibido la luz epifánica del Renacimiento, en sus ciudadelas se podía observar un gran desarrollo urbano en el que abundaban las casas de madera amuebladas con objetos del mismo material. El museo reconstruyó el interior de una de esas miles de casas que poblaban la Varsovia de entoncescon la finalidad de que el visitante se sienta por unos minutos en aquellos tiempos y viva en primera persona el modo de vida de entonces.

A un costado de la escena doméstica se encuentra una de las piezas más interesantes y emblemáticas del Polín: la excelente reconstrucción de la Bima y la cúpula de la Sinagoga Gwoździec, una de las más bellas que se hayan creado en aquellos años y que cumplía la función de ser el espacio en el cual se llevaban a cabo diferentes rituales del judaísmo. La réplica asombra no sólo por la diversidad de los diseños que en ella se esconden sino, además, por haber sido lograda sin alterar los colores de la original ni tampoco sus pigmentos. Sin dudas ése es un lugar para hacer un primer alto en el recorrido y dedicarle unos cuantos minutos para observarla con detenimiento y dejarse perder por su enorme belleza y valor artístico.



Una serie de símbolos cabalísticos y otros relacionados con la cultura judaica se encuentran insertos o encriptados en los miles de diseños que pueblan la reproducción.

Piezas de carácter metafísico dan cuenta de la espiritualidad del pueblo judío y la búsqueda para comprender diferentes realidades relacionadas con el misticismo de la Kabalá y la predestinación.

ENCUENTROS CON LA MODERNIDAD (1772-1914)

En 1772 la Polonia de entonces quedó partida en dos partes y cada una de ellas quedaron bajo el control de Rusia, Austria y Prusia. Aquel fue un proceso traumático y cargado de enormes cambios que hicieron que la sociedad de entonces se viera afectada. A partir de entonces, Polonia experimentó el proceso de industrialización signado por un gran desarrollo económico y la aparición de grandes empresarios de origen judío que llevaron a cabo enormes inversiones que terninaron influyendo en la conformación del moderno estado polaco. Veamos algunos ejemplos:

Cuadros con diferentes representantes de las monarquías polacas que gobernaron en aquel período

Las bibliotecas comenzaron a proliferar y a ser testigos del ingreso a la modernidad surgido a mediados del siglo XVIII

                                       Réplica de una antigua estación de trenes del S. XVIII

               Primeras imágenes fotográficas tomadas bajo el método Kodak a mediados del S. XIX

LA EXPERIENCIA DE ASISTIR A UN BOMBARDEO EN UNA CALLE JUDÍA (1914-1939)

Habiendo dejado atrás las salas que explican el eclecticismo del siglo XIX, el visitante ingresa de lleno en el siglo XX cargado de dolor, incertidumbre, terror y desasosiego provocado por la experiencia de las dos guerras mundiales y la mayor tragedia de la humanidad: la de los campos de concentración. Lo primero que se experimenta es el acceso a una enorme sala oscura y fría que bien se asemeja a cualquier estudio de televisión o un set cinematográfico. En ella se encuentra una serie de fachadas fotográficas que evocan las casas y negocios de una calle varsoviana en los inicios de la Segunda Guerra Mundial. A los pocos minutos de estar allí recreando una tranquila calle de aquellos años, la luz que ilumina la sala se apaga y una serie de luces intermitentes comienzan a acompañar el sonido de una sirena que indica el inicio de un ataque. Las luces iluminan el rostro de los atónitos y perplejos visitantes y el piso y las paredes comienzan a tremar como si se tratara de un bombardeo real.


Las fachadas urbanas sorprenden por su realismo y por la propuesta del museo en generar empatía 

HOLOCAUSTO (1939-1944)

Sin dudas, de todas las salas que pueblan el museo la dedicada al Holocausto y la Shoá es la que mas conmueve y llama a la reflexión. Ubicada en el último tramo del edificio, esta muestra intenta dejar registro a través de diferentes fuentes documentales no sólo del horror que significó la experiencia del holocausto sino, además, de las terribles consecuencias a futuro que imprimieron en la memoria de la humanidad. Integrada por una interesante muestra fotográfica y una rica colección de textos, sonidos e imágenes fílmicas en ella se reconstruyen las experiencias personales de aquellos que padecieron aquella experiencia dejando sentada a la humanidad entera que una tragedia de tamaña envergadura no puede - ni debe- volver a suceder. 

                              Fotografías pertenecientes a colecciones privadas y archivos estatales 

Una videoinstalación combina imagen y sonido para acercar al visitante a la temática del Exterminio

Una serie de imágenes del Fotoperiodismo de entonces dan cuenta del modo de vida en el Gueto de Varsovia y sobre todo relacionadas al desarrollo de las infancias en aquel contexto de horror y tragedia

Carteles con diferentes insignias que materializan el relato de una de las mayores tragedias de la humanidad se transforman en guía de muchos de esos espacios

Los rostros detenidos en el tiempo interpelan al visitante y lo someten a una toma de posición respecto de la cuestión del nazismo y del genocidio. Difícilmente alguien pueda permanecer neutral frente a las decenas de imágenes que allí se exhiben y que fueron especialmente seleccionadas para tal fin.

AÑOS DE POSGUERRA Y LA GUERRA FRÍA (1944 A LA ACTUALIDAD)

El fin de la Segunda Guerra Mundial trajo consigo el nacimiento del Mundo Bipolar y con él, el ingreso de Polonia y la comunidad judía en el país al bloque de la U.R.S.S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviétocas) Dicho proceso  finalizó en 1989 con la caída del Muro de Berlín y significó el ingreso de todos aquellos países antes socialistas al bloque capitalista de Occidente. En esos años, Polonia sufrió un proceso de reconfiguración política, social y económica significativo y bajo la figura del líder sindical Lech Walesa sentó las bases del estado polaco actual.

Sobre esos años está dedicada la instalación que oficia de última parada en el recorrido por la historia del pueblo judío. Con algunas propuestas plásticas que combinan fotografía, videoinstalaciones y audios en varios idiomas, el visitante recibe un cierre propicio para zacar sus propias conclusiones acerca de lo que fué acumulando a lo largo de todo el recorrido.

                                                        Videoinstalaciones referidas a la historia actual 

                   Escultura que representa los diferentes comités centrales de judíos en Polonia 

Cuando el recorrido finaliza el visitante debe atravesar aún un último espacio antes de abandonar el Polín y sentir que tuvo un contacto más que estrecho con la historia del pueblo judío polaco. En medio de una sala que oficia de descanso final, una escultura en acrílico rojo simula un geométrico charco de sangre que no es más que la metáfora de los padecimientos del pueblo judío a lo largo de la historia y que el museo, en todo el tiempo que le haya llevado el recorrido supo documentar y testimoniar de un modo magistral. Al otro lado de la instalación, un enorme círculo teñido también de rojo ( y del tamaño de un caño gigantesco sólo comparable a la entrada de un túnel o los arcos del metro por donde circulan los trenes) refleja la imagen del visitante proponiéndole un interesante juego de identificación con todo el patrimonio y las diversas fuentes históricas que vió en cada una de las salas. 

Allí, con la historia recargada sobre sus espaldas y la imagen que le devuelve el enorme círculo rojo que lo envuelve y contiene resulta difícil no pensar en aquella frase que habría dicho Marx: "Nada de lo humano me es ajeno". En ese punto de la visita el visitante habrá comprendido que no hace falta ser judío para entender las vicisitudes que experimentó aquel pueblo y le deja en claro que la tragedia que acaba de ponerse frente a sus ojos lo interpela para que nunca pierda la memoria y recuerde para que no se repita.

Museo del Pueblo Judío Polaco (Polín) o POLIN Muzeum Historii Żydów Polskich (en polaco)

Dirección: Mordechaja Anielewicza 6, 

Varsovia 00-157 Polonia

Imágenes del Museo de Polín (Oficial)

Website oficial

Ver video Museo del Polín (Inglés)


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