23 Nov
23Nov

El sol abrasador de las tres de la tarde dejó en las calles de Lapa apenas un puñado de valientes que se animaron a desafiarlo. Tras los famosos arcos blancos que dividen el centro histórico de los pies del barrio de Santa Teresa, unas jóvenes de origen afro encienden velas y dejan coscorrones de aguardiente en honor a Zé Pilintra, la divinidad negra que desde hace años se transformó en el protector de los pobres, perseguidos y "malandros" tal como se conoce a quienes padecen la indiferencia y un sinfín de injusticias sociales  a manos de un estado que, desde siempre, los conminó a la pobreza y a la delincuencia como única alternativa para la subsistencia.  A un costado, reclinados sobre una arcada que oficia de techo protector de la única estatua de la divinidad, dos jóvenes con el torso desnudo y ambos con una gorra de estilo americano juegan con un magicubo mientras engullen vino de una botella a medio llenar y fuman porro como si en cada pitada se les fuera el último hálito de vida. 

Me acerco a la escena dantesca e intento visualizar la leyenda que se esconde minúsucula a los pies del santo y los jóvenes se alejan, como si mi presencia se pareciera a la de algunas de las esquadras que vigilan la zona. Una de las jóvenes cierra los ojos y toma con las dos manos los zapatos del santo. La otra reza en un idioma que no reconozco portugués y me quedo observándolas. Cuando terminan los rezos guardan unas flores en una bolsa de supermercado y sonriendo, una de ellas me dice: agora voce! en clara alusión de que el santo malandro estaba libre y podía proceder con mi plegaria. 

Escenas como esas se viven a diario en el Barrio de Lapa, puesto que el santuario dedicado a Zé Pilintra se ha transformado en un centro devocional para todos aquellos que sufren injusticias, tienen problemas con la policia o bien anhelan un "golpe de suerte" que les cambie la vida y les permita vivir al menos, un poco mejor de lo que lo hacen antes de elevar sus rezos en el santuario. Pero más allá de la experiencia que sólo se puede entender desde el punto de vista de las creencias y las mentalidades, lo más interesante es descubrir quién fue Ze Pilintra y cómo llegó a convertirse en una verdadera deidad para una buena parte de la población brasileña y de origen afrodescendiente a nivel mundial.

EL HOMBRE AL QUE EL DESENGAÑO LO VOLVIÓ UN SER DIVINO

Como sucede con la mayoría de los mitos populares que se transmiten de manera oral, las historias que circulan sobre la naturaleza y origen de Ze Pilintra son variadas, contradictorias y, en algunos casos, excesivamente fantásticas. Al indagar entre algunos vecinos del santuario cada uno me contó versiones diferentes, algunas ampliadas, otras extremadamente abreviadas, pero todas coincidieron en algunos datos precisos: que Zé Pilintra existió, que al parecer vivió entre mediados del siglo XIX y la primera mitad del XX, que habría sido congoleño -o descendiente de aquella población- que habría llegado a Río proveniente de alguna ciudad o población del nordeste del país y que, debido al sufrimiento que experimentó en su vida (ya sea por pérdidas de seres amados de manera trágica o la de un gran desengaño amoroso)  el panteón de deidades orixás (pertenecientes al culto afro) lo habrían ungido con poderes especiales para proteger a todos aquellos que en esta tierra atravesaran por las mismas vicisitudes. 

Luego de ese puñado de aciertos la historia oficial se abre mucho más y mixtura datos históricos, antropológicos y de puro sincretismo afroamericano. Al relato popular, las investigaciones oficiales hablan de que Zé fue un ser especial, dotado de una sensibilidad extrema y que siguió un derrotero que incluyó la reclusión en un monte oculto donde habitarían las deidades orixas, la transformación del dolor en una capacidad para alivianar y bendecir almas atribuladas y la adopción de una estética que no es otra con la que aparece representado por sus fieles, vestido de saco y pantalón blanco, corbata roja y un sombrero blanco con una guarda con picas y corazones rojos que lo acercan más a una versión carioca del sombrerero loco de Lewis Carroll antes que a un miembro del panteón de entidades paganas.

Con ese acervo a cuestas y una tradición oral que hizo lo suyo Zé Pilintra se transformó en el santo pagano que alimenta esperanzas y coloca paños fríos alli donde el dolor no llega a ser alviado por el ejército oficial de santos y divinidades cristianas. Por eso, desde su aparición y la posterior transformación en leyenda, Zé fue el ser elegido por jugadores empedernidos, malandros, traficantes, prostitutas, proxenetas, ajusticiados, oprimidos y discriminados por cualquier tipo de creencia, condición o status marginal dentro de la sociedad carioca que, como sucede en muchos otros lugares de América Latina, es desigual, exclusiva y represora.

En el año 2022 la Cámara legislativa de Rio de Janeiro declaró el 7 de julio como el Dia Oficial de conmemoración del santo Zé Pilintra, legalizando con ello un culto que venía de antaño y equiparando su figura a la de cualquier otro santo de la pastoral oficial cristiano. «La inclusión de la fecha en el calendario oficial de la ciudad será un hito importante. Ella podrá ser aprovechada para los festejos tradicionales y para unir a líderes religiosos e instituciones que sufren intolerancia religiosa, racismo y xenofobia», señaló el concejal Átila A. Nunes, uno de los autores de la ley, el día de su promulgación.

Con dicha ley se intentó poner un freno a los miles de casos de persecución religiosa y xenófoba producidas durante el gobierno de Jaír Bolsonaro (2019-2022) en el cual, con su plan de extrema derecha y amparado en la discutible antinomia de civilización- barbarie (además de la idea de un cristianismo fuerte que repusiera los valores que él pensaba perdidos desde los inicios del siglo XXI) persiguió y expulsó a determinados grupos considerados minoritarios o paganos, llegando incluso a cometer desapariciones y asesinatos, muchos de ellos aún sin resolver.

    El Santuario ocupa un pequeño espacio en el Barrio de Lapa pegado a los famosos arcos blancos

                    Bares, almacenes y kioscos emulan la presencia de Zé Pilintra en el barrio 

        Un altar emula los colores del santo y espera a convertirse en espacio para la devoción popular

Desde la aprobación de la Ley que conmemora al santo el santuario fue considerado espacio cultural

Un mural evoca los poderes protectores del santo sobre aquellos que sufren opresiones e injusticias

            Los jugadores y malandros lo evocan para que les conceda los deseos y pedidos de ayuda

       Graffittis y serigrafías con reminiscencia a los pueblos afro y las deidades orixás y umbanda 

Debido al desengaño amoroso que habría sufrido Zé (algunos relatos dicen que habría intentado quitarse la vida por amor) las deidades le dieron la capacidad de la seducción y la buena compañía. Por ello no sólo se lo suele representar con mujeres que lo acompañan - casi siempre en actitudes eróticas y claramente sensuales- sino que, además, sino que, además, se transformó en un verdadero protector para las mujeres que ejercen la prostitución o de las que velan porque la policía no asesine a sus hijos malandros en enfrentamientos delictivos.

                                                             Recorriendo el santuario en julio de 2024 

Les recomiendo que si viajan a Río de Janeiro y visitan el Barrio de Lapa, no dejen de tomarse unos minutos para pasar por el santuario. Allí tendrán un interesante ejemplo de cómo se conformó el pensamiento sincrético de los brasileños quienes construyeron su cultura y su ser nacional a partir de los pueblos afros y las costumbres portuguesas traídas por los conquistadores. 

Santuario de Zé Pilintra 

Ladeira de Santa Teresa, 1. Santa Teresa, Río de Janeiro RJ 20031-040 Brasil

Para saber más...

RioTur Ze Pilintra Oficial

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