10 Jul
10Jul

Los Museos capitolinos de Roma son junto a los Mercados de Trajano y el  Ara Pacis romano los sitios indicados para ver la magnificiencia del arte antiguo clásico (los otros son los Museos Vaticanos pero esos ya no forman parte de los bienes culturales de Roma sino que son patrimonio exclusivo de la iglesia). Por eso, quienes llegan a la ciudad, no deberían dejar de asistir a ellos ya que, en sus interiores, albergan un importante número de obras, muchas de ellas de dimensiones gigantescas (esa era justamente una de las principales cualidades del arte romano, todo se hacía a enormes escalas) y otras realmente icónicas y en ocasiones increíbles.

UN MUSEO QUE FUE EL REGALO DE UN PAPA

Según cuenta la historia oficial fue en 1471 que el Papa Sixto IV le obsequió al pueblo de Roma algunas esculturas colosales de épocas del imperio con el afán de que los identifique como tales y para que las pudieran conservar mejor que lo que habían estado cuando las descubrió en la zona de Letrán. Sin saberlo, con esa donación, el Papa Sixto estaba constituyendo en el Palacio de los Conservadores del Capitolio el núcleo fundamental sobre el cual se construirían, años más tarde, los Museos Capitolinos. Aquella primera donación estaba integrada por la famosa loba amamantando a los dos niños más famosos de la historia de Roma y la cabeza colosal de Constantino, uno de los verdaderos íconos actuales del museo.

Casi dos siglos después las obras relacionadas con la historia y la vida imperial comenzaron a sumarse a las piezas obsequiadas por el Papa y así es como se hizo necesario albergarlas bajo la forma de un museo. En paralelo la Iglesia comenzó a deshacerse de muchas obras de arte que consideraba paganas y para preservarlas de la destrucción éstas pasaron a integrar parte de la colección que por entonces todavía se guardaba en el Palacio de los conservadores. Así es como en 1654 se construyó el Palacio Nuevo y allí se logró ubicar a la mayoría de las piezas. La inauguración finalmente se llevó a cabo casi un siglo más tarde, en 1734, y a partir de entonces se transformó en uno de los lugares elegidos por los amantes del arte, coleccionistas e historiadores que lo tomaron como una verdadera base de operaciones dada la importancia de las obras que allí se atesoraban.

 DESCUBRIENDO EL MUSEO PASO A PASO

Una vez realizado el ingreso se sugiere que la visita comience hacia el lado izquierdo de la entrada principal ya que allí se encuentran las escaleras que llevan a las numerosas salas que componen el recinto. Apenas se atraviesa la puerta de entrada hay una arcada gigantesca que lleva a los colosos de la época del imperio ubicados en un amplio patio abierto. En lo personal recomiendo que dejen los patios de los colosos para el final y que comiencen por las salas ya que, de hacerlos luego, tendrán la posibilidad de quedarse un buen rato admirando las piezas o sacando fotografías y no tendrán que pensar en tener que visitar las salas de manera rápida ya que es inevitablemente lo que les sucederá si comienzan por allí.  

El pasillo de la planta baja se encuentra repleto de bustos y elementos decorativos 

Antes de llegar a la escalera principal una colección de sarcófagos de mármol dejan al descubierto diferentes pasajes de la historia de Roma. A través de ellos se puede observar la evolución del arte romano y se pueden identificar los diferentes períodos históricos en los cuales fueron construídos. 

Sarcófago con altorrelieves de motivos militares

Sarcófago que se supone de un artista dados los altorrelieves que dejan al descubierto la presencia de ninfas y elementos relacionados con el mundo mitológico y teatral.  

Sarcófago con altorrelieve pintado, verdadera rareza dentro del arte mortuorio

Sarcófago con altorrelieve que representa una escena cotidiana de un pastor 

En la Sala de los Fastos se encuentran los listados tallados en mármol donde se sa cuenta de los magistrados romanos desde el año 1640 en adelante. En el misma espacio un sarcófago con insricpiones en latín y la escultura del atleta datada en el siglo IV A.C son las dos piezas más importantes de la sala.  

En muchas de las piezas se observa la influencia de la cultura oriental. En este caso, la diosa de la fecundidad fue la elegida para representar esta escultura que sirvió de elemento votivo en algún templo romano.

La loba romana fue una de las primeras piezas que donó el Papa Sixto IV y, al igual que sucedió con los orígenes de la Roma misma, fue uno de los elementos que se creen originarios de los museos capitolinos. Confeccionada en bronce y de una belleza sinigual, sobre ella pesa el misterio de si fué realizada en Roma o si fue confeccionada por estruscos y llevada a Roma con posterioridad. En la misma sala en la que se encuentra la loba se exhibe una escultura de una vaca que, pese a estar mutilada en parte, fue conservada en excelente estado e integra la serie de animales representados en el mundo romano antiguo.

                                         Listado de Anales capitolinos consulares y triunfales  

                                               Caballo de bronce de la época del imperio

                                                     Estatua de Hércules de bronce dorado

La recientemente restaurada Sala del Palacio de los Conservadores acoge el original de la estatua ecuestre de Marco Aurelio (de la cual existe una copia que se encuentra en la Plaza del Capitolio en frente a las puertas del museo) y otras piezas colosales. Sin lugar a dudas es una de las más interesantes del complejo ya que compite en importancia con las obras ubicadas en el jardín principal y que exhibe las enormes piezas de la época del imperio.  

Sobre la parte trasera de la estatua se encuentra exhibida la historia completa de la obra

        León atacando a un caballo es otras de las piezas más importantes de la sala

La cabeza, la mano y el globo que formaban parte del coloso de Constantino formaron parte junto a la loba del obsequio originario del Papa Sixto IV.  

En el interior del museo se pueden apreciar un buen número de frescos (pintados y confeccionados bajo la tecnica del mosaiquismo) que dan cuenta de la vida en la Roma antigua desde los etruscos hasta la caída del Imperio. Varios de ellos son de un gran nivel y se los puede comparar con los que encontrados en Pompeya, Herculano o en la zona de la Nápoles antigua.

                                                                             Escena de caza

                       Escena campestre con presencia de agricultura y la ganadería

En las paredes de algunas salas -y a modo decorativo- se exhiben pinturas del Renacimiento

 La Sala de los Gansos fue creada en 1616 y alberga una cabeza de Medusa de Bernini 

La Sala de los HORTI DE MECENAS albergan un buen número de obras provenientes de la Grecia antigua y que llegaron a Roma luego del proceso de conquista llevado a cabo durante el imperio.  

Las figuras mitológicas se adaptan a todas las manifestaciones del arte

Reconstrucción gráfica de los pocos restos que quedan de una pieza escultórica original

El sarcófago de los canes es una clara muestra de la influencia del arte oriental en la vida romana

Sala de las lenguas y Galería lapidaria

En el interior de la sala de las lenguas se pueden apreciar diferentes artefactos y tablillas que dan cuenta de las muchas lenguas que se hablaban en el mundo antiguo. Muchas de ellas aún hoy no han podido ser descifradas y el Instituto romano de Filología antigua trabaja sobre ellas para poder dilucidar sus orígenes. Si bien es una sala que la mayoria de los asistentes no suelen dedicarle demasiado tiempo es más que recomendable tomarse unos minutos y observarlas ya que muchas de las piezas que la componen son sorprendentes.  

Los pasillos que comunican las diferentes salas merecen detenerse para descubrir las piezas que exhiben, todas ellas de gran importancia en el arte de la Roma antigua.

Antes de abandonar el museo y salir a los jardines del Palacio Nuevo y de los Conservadores pasarán por el Atrio, pasillo recargado de esculturas grecoremoanas y que representan a personajes mitológicos como Polifemo, Minerva y el dios Marte. Con su presencia estas estatuas colosales hacen de la sala una de las salas más bellas de todo el museo.

Como habrán podido ver, una vez más se llega a la conclusión de que una imagen vale más que mil palabras. Si van a Roma no dejen de visitar estos interesantes museos. Luego de haber estado una mañana o una tarde en ellos van a tener una visión mucho más cercana y realista de la importancia Roma en el mundo antiguo y para Occidente, Atravesar sus amplios pasillos, observar las esculturas colosales, admirar el complejo arte de los sarcófagos y perderse en el tiempo mientras se pasa de una sala a la otra les aseguro que es una de las experiencias más increíbles y cercanas al pasado que puedan vivir en la Ciudad eterna.

Más información
Musei Capitolini

Piazza del Campidoglio, 1 - 00186 ROMA

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